Escritura manuscrita
Mientras que el idioma puede ser un obstáculo al trabajar con registros extranjeros, otro obstáculo común que enfrentan los investigadores genealógicos son los muchos estilos diferentes de escritura que aparecen a lo largo del tiempo.
Al igual que los idiomas cambian y evolucionan con el tiempo, también lo hacen el estilo y la forma de escribir esos idiomas. Estos diferentes estilos de escritura de un idioma se llaman scripts o escrituras. Este factor es la razón por la cual muchos documentos antiguos pueden ser difíciles de leer incluso cuando uno es fluido en el idioma del documento. Al leer registros antiguos, es útil poder reconocer en qué escritura está escrito, ya que puede dar pistas sobre dónde, cuándo y por qué se escribió un documento. Además, cada escritura se desarrolló a partir de tradiciones distintas y, por lo tanto, tiene formas y convenciones de letras únicas; así, conocer en qué escritura está un registro puede ayudar en la investigación e identificación de secciones más difíciles o abreviaturas.
La historia de la escritura catalana
La ortografía catalana, o el sistema y las convenciones que dictan la escritura de un idioma, tiene una rica y significativa historia de codificación y uniformidad. Sorprendentemente, el catalán medieval tenía un alto nivel de uniformidad en comparación con otros idiomas romance tempranos de la misma época. Esto se debió en gran medida a la formación de la Cancelleria Reial, o la Cancillería Real, reformada por el rey Jaume el Conqueridor en 1218 y desarrollada aún más por el primer canciller, Berenguer de Palou, el obispo de Barcelona, quien ocupó el cargo de 1218 a 1241.1 Esta institución pudo establecer estándares y fue exitosa en hacer cumplir estos estándares en la vasta esfera de influencias catalanas que abarcava casí todo el Mediterráneo, al punto que Ramon Muntaner expresó en su gran Crònica de Ramon Muntaner, escrita entre 1325 y 1328, que «de gentes que dependan de un solo lenguaje o idioma, de ningunas hay tantas, como de catalanes».2
Sin embargo, los decretos de Nueva Planta implementados por la dinastía Borbón de España y aplicados entre 1707 y 1716 causaron un cambio radical en la gobernanza. Los decretos centralizaron el estado español, lo cual se logró aboliendo todas las complicadas distinciones legales entre los reinos medievales separados pero aliados que formaban el Estado español. En el reino de Aragón, esto significó la abolición de las Cortes Catalanas y varias otras instituciones gubernamentales, y el establecimiento del uso del castellano como el único idioma oficial del gobierno. Este fue un factor importante en la disminución del catalán, especialmente en la tradición escrita.
Luego, en el siglo XIX, hubo un movimiento romántico revivalista llamado La Renaixença o 'el renacimiento' para restaurar el prestigio de la lengua catalana tras su largo período de declive. Parte de esto fue el establecimiento de los Jocs Florals (Los Juegos Florales) en 1859 por Antoni de Bofarull y Víctor Balaguer.3 Los Jocs Florals fueron un importante concurso de poesía celebrado en la corte provincial de Tolosa de Llenguadoc en los siglos XIV al XV, inspirado por los antiguos festivales romanos celebrados en honor a la diosa Flora. Estos juegos ayudaron a revitalizar la lengua, pero también revelaron varios problemas de un idioma descentralizado y fueron el centro de muchos conflictos sobre la lengua y la ortografía catalana.4 Luego, en 1906, se celebró el Primer Congrés Internacional de la Llengua Catalana, que intentó abordar estas difíciles cuestiones de estandarización y navegar entre ortografías medievales, dialectos regionales y castellanismos. En 1911, se fundó el Institut d'Estudis Catalans, que se convertiría en la autoridad de la lengua catalana; en 1913, el Instituto publicó las Normes ortogràfiques, compuestas y supervisadas por Antoni Maria Alcover y Pompeu Fabra.
El catalán comenzó a recuperarse hasta la Guerra Civil Española (1936-1939) y la instalación del régimen franquista (1939-1975). Durante este régimen, el idioma catalán fue prohibido en el gobierno y las escuelas, y cualquier uso del catalán, incluso en privado, fue fuertemente censurado con duras penas, todo en nombre de crear una identidad nacional unificada.5 Estas prohibiciones se deshicieron con el fin del régimen, y en España, el catalán es ahora el idioma oficial de Cataluña, Valencia y las Islas Baleares, con esfuerzos en marcha para proteger y restaurar el patrimonio lingüístico.
- Maria Teresa Ferrer i Mallol, Jaume I: Commemoraciao de VIII Centenari del Naixement de Jaume I Volum I, (Barcelona: Institut d'Estudis Catalans, 2011), 47.
- Ramon Muntaner, Crónica catalana de Ramon Muntaner : texto original y traduccion castellana, acompañada de numerosas notas, trans. Antonio de Bofarull (Barcelona: Jaime Jepús, 1860), 57.
- Martí de Riquer, et al. Història de la Literatura Catalana Vol VII. (Barcelona: Editorial Ariel, S.A, 1986), 123-125.
- Martí de Riquer, et al. Història de la Literatura Catalana Vol VII. (Barcelona: Editorial Ariel, S.A, 1986), 141-142.
- Betsy Reed, "Catalan: a language that has survived against the odds," The Guardian, November, 22, 2012.
- Image: Anonymous, The Scribe at Work, 1910, in Edmund G. Gress, The Art & Practice of Typography (New York: Oswald Publishing Company, 1910), frontispiece, Digital Image, Internet Archive (http://archive.org : accessed 20 July 2023). This image is in the public domain.